- La cámara oscura: Es descrita por el físico árabe Alhacén en su Libro de Óptica (siglo XI). Consistía en un espacio cerrado (habitación, tienda) por el que la luz solo podía pasar a través de un pequeño agujero, y los objetos situados en el exterior eran proyectados al revés en la pared opuesta a esta abertura. Cuanto mayor fuera el tamaño del agujero, más brillante era la imagen proyectada, pero disminuía su nitidez.
Durante el Renacimiento, gracias a las aportaciones de Leonardo da Vinci, la cámara oscura se mejoró, construyéndose un artefacto en lugar de emplear una habitación. Se cambió el agujero por una lente para aumentar la luminosidad, y se le añadió un espejo, para corregir en parte la posición invertida de la imagen proyectada.
- La linterna mágica: Se menciona por primera vez en la edición de 1671 del libro Ars Magna Lucis et Umbrae, escrito por el monje jesuita Athanasius Kircher, pero ya en 1659 fue dibujada por Christiaan Huygens, físico, matemático y astrónomo holandés.
El mecanismo del aparato es opuesto al de la cámara oscura. Las imágenes se encuentran dentro de la linterna y son iluminadas con luz hacia el agujero de ésta, para poder ser proyectadas a un exterior oscuro. A partir del siglo XVIII se fueron incluyendo mejoras técnicas, y en el siglo XIX se convirtió en un espectáculo de proyección muy popular.
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